miércoles, 10 de noviembre de 2010

No queremos una tregua, queremos el fin de la violencia

El Partido Socialista ha dejado claro esta semana que sigue pactando con ETA. Siempre he sido partidaria de que a los asesinos y a los terroristas hay que darles la mínima voz posible. Por eso me enervo cada vez que se vuelve a hablar de los GAL y cada vez que algún bocazas socialista vuelve con la canción de que 'el final de ETA está próximo'.

A Felipe González le dijimos que se fuera hace 16 años. En 1996 le obligaron los españoles con su voto. Como Presidente del Gobierno, dejó que la historia de la democracia española quedase manchada por su 'guerra sucia' y puso en peligro la credibilidad de las instituciones políticas y de seguridad de nuestro país. No le bastó con salir inmune de los GAL, que ahora vuelve en el papel de víctima asegurando que pudo acabar con la cúpula de ETA y no lo hizo por principios morales. Ya le llaman Sr. X. Yo prefiero ni siquiera nombrarlo.

Y el otro personaje, porque es todo un personaje, de la semana: Jesús Eguiguren, presidente del PSE: Cito textual: "En Navidades habrá una declaración definitiva de tregua de ETA. Será difícil que Batasuna esté para las municipales, pero en las autonómicas estará en el Parlamento".

Y me pregunto: ¿qué ha sido del pacto que el PSOE y el PP hicieron hace más de año y medio, declarándose socios y compañeros con un objetivo común: la lucha antiterrorista y el fin de ETA? ¿Dónde está la alianza democrática de los dos grandes partidos nacionales en favor de la libertad ideológica y la paz en las tierras vascongadas?

En el Partido Popular seguimos pensando lo mismo: 1. El fin de Batasuna no es el fin de ETA; 2. Que la Izquierda Abertzale condene a ETA, no implica su democratización; 3. Con los terroristas no cabe la negociación, sólo el fin de la violencia.

Este tipo de declaraciones, en pleno proceso pre-electoral lleno de incertidumbres sobre la posible filtración de los terroristas en las listas, son completamente inadmisibles. Y más viniendo de un líder político en Euskadi. Eguiguren no puede seguir al frente del PSE ni sentado en el Parlamento vasco. Y si no es cesado de inmediato, Zapatero y Rubalcaba actuarán como cómplices de una negociación sumergida con ETA y con Batasuna.

Las asociaciones de víctimas salieron a la calle el sábado. El centro de Madrid se volvió a llenar de gritos en contra del terrorismo y en contra de la negociación con terroristas. Pero la rebelión cívica tiene que continuar y va a continuar. María Jesús González, madre de Irene Villa, dice que “ninguna manifestación ha servido de nada en cuanto a los políticos. Pero a las víctimas nos sirve de mucho”. Y víctimas somos todos los que defendemos la democracia y la libertad, y estamos representados por un Gobierno que no exige responsabilidades y que pide silencio en lugar de justicia.

Todos soñamos con el fin de ETA. Todos queremos que las fuerzas políticas vascas, sea cual sea su tinte ideológico, participen en los procesos electorales desde la democracia. Para ello, ETA y sus sucedáneos abertzales deben renunciar a las armas y deben pagar por sus crímenes. No basta con una tregua para entrar en el sistema democrático. Las víctimas merecen su reconocimiento y los delitos exigen una pena. Entonces, habremos puesto fin a la lucha antiterrorista.

Sonia G., Secretaria de Publicaciones de NNGG Moncloa-Aravaca


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